Tengo una fascinación por las miradas. Yo creo que porque soy tímida y hago como que no entonces una mirada que me chivea se vuelve adictiva.
(paréntesis: una mirada que chivea es bieeeen diferente a una mirada acosadora molesta, es difícil de definir con palabras la diferencia… creo que es más bien la sensación que generan: las miradas que chivean son curiosas, te hacen sentir ruborizada pero con gusto; las miradas intensas friquean. Creo que las muchachas aquí presentes pueden secundar la moción, fin de paréntesis).
Bien, pues una de las miradas que recuerdo con más cariño (y misterio) es de un chico que conocí cuando iba a terminar la Universidad. Yo estudié en una facultad que estaba fuera de la ciudad (la dirección técnicamente dice “carretera fulana de tal predio rancho sutano”) entonces cuando no alcanzabas camiones de la universidad, tenías que tomar de esos foráneos que te dejaban en la carretera y de allí esperar a un buen samaritano que se detuviera y te diera rait (una entrada de diez minutitos hacia la uni).
Pues allí fue. No recuerdo ni con quién iba pero pedimos rait (¿se dice "rait"?). Se detuvo un carro (que tampoco le puse mucha atención) y nos subimos. Yo me subí del lado del pasajero, atrás del conductor. Como siempre, iba en mi mundo hasta que sentí como vergüenza y volteé al espejo retrovisor y vi unos ojos oscuros que me miraban. Probablemente y por instinto sonreí. Sentí que esa mirada me cobijaba y coqueteaba conmigo. Hasta entonces me entró una desesperación por ubicar algo del conductor. Por saber a quién pertenecían esos ojos.
Nos bajamos del coche mientras encontraba estacionamiento, murmuré un “gracias” y noté que el susodicho tenía el pelo largo, rizado y vestía de negro. No supe más, iba tarde a clase.
Otro día de aquellos (tengo un background de severas bajadas de ánimo esos días) para no llorar, quise leer algo en la biblioteca pero como no me concentraba me puse a dibujar. Luego volví a sentir ese escalofrío y allí estaba, frente a mi. Sentado en unos sillones y mirándome y sonriendo. Bajé la mirada esperando que se acercara a presentarse de perdis y sonreí también. Escribí en mi cuaderno algo cursi como "¿Porqué me miras así y no te acercas?" Y en eso se puso de pie. En ese instante llegó un conocido y plop se fue. Ni siquiera sabía en qué carrera estaba. Me empecé a resignar (eran los últimos días de mi último semestre).
La última vez que lo vi estaba de nuevo en la biblioteca buscando unos libros y de pronto estaba él frente a mí. Algo me activaba que me quedaba como congelada y creo que a él también porque ninguno de los dos atinó a caminar de frente. Estuvimos de frente un par de incómodos segundos y luego casi al mismo tiempo (me acuerdo y me da mucha risa) nos salimos del pasillo a lugares distintos. Esta vez me animé a facilitarle las cosas y tomé mis cuadernos de la mesita, dejé los libros y me senté en los sillones de la entrada de la biblioteca, donde había un montón de libros pero no de ciencias biológicas sino de lectura (un poco lejos de mi grupo y asegurándome que me viera pasar). Por aquellos entonces tenía curiosidad de leer a Virginia Wolf (no tenía mucho de que había visto Las Horas) y me aplasté con el libro. Poco después vi de reojo que se sentó junto a mí. Noté que traía botas vaqueras y que no se atrevía a mirarme. Vi también que abrió una carpeta con hojas impresas (no recuerdo que decía) y percibí sus nervios. Tal vez eran los míos. No lo sé. El caso es que para tratar de calmarme me puse a leer. Me metí en la lectura y cuando capté ya había terminado un capítulo. No se cuánto tiempo había pasado pero él seguía en su primera página (supongo, porque la página tenía el mismo título en negritas). No quise seguir leyendo y me empecé a tomar valor para decirle algo yo. O mirarlo de frente y decirle hola. Cualquier cosa. No pasó mucho tiempo cuando se levantó y se fue.
Nunca volví a verlo.
Nunca supe su nombre.
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Hace 2 meses
10 comentarios:
A veces es frustrante intentar o querer dar el primer paso y nunca hacerlo.
no se como sea de los hombres, pero yo estoy convencido que hay mujeres que besan con la mirada, y es totalmente embriagante
Per: Ya se!! Pero igual y se hubiera cebado de otra manera. Así quedó como un recuerdo bonito.
Contador Ilustrado: SIIII ES ADICTIVO!!! Eso es lo que sentí!
Esas miradas, que parecen que se entienden no sólo con nuestros ojos sino con todo lo que en esencia somos nosotros, son las que nos dicen: "yo soy la otra parte de ti que estás buscando en
está vida."
(Al menos, esa ha sido siempre la sensación que me dejan, como si estuviera dejando escapar algo esencial de mi vida)
¡Saludos!
Yo me he enamorado como tonta por una mirada, es embriagante, es letal, entregue mi corazón por una mirada, cuan fascinante es eso? Me transmitio mucho, gracias por compartirlo!
:)
Qué lindo. yo soy una evasora de miradas la verdad en ese aspecto si soy muy marica. Me pueden hacer caer...
Sí, las miradas pueden hacer caer bien chido... qué bonita historia, sissy
Argh! había estado tan clavada en la chamba que me había perdido de textos como éste. Si te tuviera enfrente, Kuruni, ya te hubiera zapeado por dejarlo ir vivo... jojojo!
Saludotes.
... siénteme, soy de carne y hueso-o, no soy un reflejo, oye soy mi propio vuelooooooo ...
Gato: Sí, bien raro. Como el preludio de una historia fregona que nunca pasará. ¡Saludos!
Frida: Gracias por comentar, es bonito saber que no sólo a mi me pasa.
Chachis: Ya se, con una mirada una sola te tienen. Y no lo puedes disimular.
Karabá: Gracias sissi ^_^
Chida: (me encanta tu nick)jajaja creeme que si me merezco unos zapes!!! pero bueno, dio para una historia, snif.
Luisz: ASH jajajaja te pasas.
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