Y te vas hacia allá como en sueños...

Te borré de mi mente, de mi teléfono, de mi lista de amigos y no me importó, así como a ti no te importó perderme, como no te importó herirme.

Así como me quitaste el alma, el aliento, mi sangre y hasta mis huesos.

Te llevaste mis ilusiones, te me llevaste por un tiempo, pero encontré el camino de regreso, encontré un mundo en donde no existes, en donde nunca te conocí, en donde no nos besamos, en donde nunca te quise, donde nunca se te olvidó decirme que estabas comprometido, donde no me doliste.

Encontré la forma de hechizarme a mí misma, me convencí de que no existes, de que eres nadie, y jamás fuiste algo para mí. Al fin y al cabo que nunca estuviste, jamás tuviste tiempo para mí, pero exigías cada vez más y más de mí, hasta dejarme acabada, vacía, sin mí.

Te recuerdo a veces, sí, pero pareces solo un invento borroso de mi imaginación, dificilmente recuerdo tu cara, ya no recuerdo tu voz, tu olor. Tu nombre, a veces se me olvida tu nombre.

Pero hasta donde sé, mi risa se quedó en el viento, mi olor impregnado en tu alma, mi voz te persigue en sueños y mis ojos, sé que aun te atormentan a distancia.

Malo para ti que soy indeleble.

“Si te acuerdas de mí, no me menciones porque vas a sentir amor del bueno…”