Descubriendo.

Muchos no entienden la soledad que puede sentir alguien que te sonríe a diario. Que baja la cabeza al cruzar con miradas familiares y que contempla en lugar de interactuar. Pocas personas están conscientes del hueco interno contra el que luchan… sin saberlo, la mayoría se dopa con la increíble cantidad de distracciones que existen en nuestros días: comida, televisión, trabajo, obligaciones, estrés, vanidad.

El siempre se sintió más aliviado entre extraños. La ilusión de los comienzos era lo que lo hacía sentir tranquilo. Le gustaba entrar en lugares donde nadie lo conocía… salas de espera, paradas de autobús, parques. Observaba a la gente y era atento con los desconocidos. Descubrir nuevos rostros, nuevas voces, nuevas mentes.

Las situaciones comunes lo aterraban, odiaba mirar o hablar con alguien más de una vez… no quería ser encontrado, ni descubierto. Le gustaba dejar una efímera impresión… cualquiera que fuese.

Temía que las personas lo conocieran como realmente era, antes de lograr conocerse a sí mismo.