Coincidieron dos cosas: la primera, que escuché una canción que no recordaba. En ella se dice que el cobarde no es el que quiere amor del bueno, sino el que no lo quiere. Luego me encontré por casualidad con una docta amiga y, sin darnos real cuenta de cómo se llegó al tema, ella afirmó categórica que vivimos en el siglo de la mediocridad sentimental, pues ya nadie quiere comprometerse.
Últimamente estoy un poco peleada con el tema amoroso. Me parece que la gente, en este afán de no estar sola, sacrifica todo y gana poco, acaso nada. Y aunque pareciera que el amor es una prioridad, noto que todos estamos solos, sin pareja, porque no podemos o no sabemos o elegimos mal.
El otro día hablaba de ello con un par de mujeres de gran trayectoria académica. Yo hubiera creído que quien se concentra en los logros intelectuales deja de lado lo sentimental. Ellas, por el contrario, me dijeron que yo terminaría encarrilando mi vida amorosa porque, según ellas, todavía queda por ahí gente decente. Yo les dije que lo dudaba. Pero tenían razón.
Últimamente me he dado cuenta de que sí quedan hombres como los que yo pensé que ya no había: talentosos, inteligentes, con vida y proyectos propios, dispuestos a compartir el viaje. Y resulta que están solos.
Será que la mediocridad sentimental no tenga quever con el compromiso, sino con la capacidad de sentir, de decir lo que uno siente y de ser consecuente con ello. Nos hemos vuelto la apología de esa canción que citaba yo al principio: queremos todo pero a ratos.
Recuerdo que alguna vez una amiga dijo que un hombre que no tenía el valor de ser obvio era alguien que no valía la pena. Yo creo que eso es válido para las mujeres también: desearía que poco a poco dejáramos las barreras, los prejuicios, la cautela que nos deja la resaca de las malas experiencias. Desearía que nos atreviéramos a ser claros y obvios, a decir "me gustas, te quiero, estoy enamorado". Desearía que nos atreviéramos a sentir.
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Hace 2 meses
7 comentarios:
Realmente creo que las relaciones matrimoniales están sobrevaloradas , creo que una persona puede ser feliz sola, por otro lado el problema no creo que sea enamorarse, el problema es hacerlo de la persona adecuada
lo dificil es estar solo con uno mismo,
casi nadie esta listo para eso
¡Es cierto! Me ha tocado ver de cerca a dos personas dar la espalda a quien no debían por seguir a quien no les convenía. Y es que, insisto, sólo hay algo más poderoso que el sexo y es la promesa de que va a haber.
Me parece interesante el concepto de mediocridad sentimental, también he creído por lapsos que ya no queda en el mundo alguien que valga la pena, alguien por quien sentir, el amor esta devaluado, ese amor que nos hace sonreír espontáneamente. Hace un par de semanas observaba a un grupo de adolescentes en el metro y me sorprendió la facilidad con que se coquetean, se abrazan, se sonríen y se arrojan miradas de complicidad, y pensé ¿en que momento perdemos eso?
Yo creo en que puede ser que exista la mediocridad sentimental como lo mencionás, pero cuando uno se sale de eso y encuentra a su pareja ideal, es decir el hombre o la mujer que siempre soñaste, entra en otro dilema que es igual,el cual se basa en: extraño la primera sensación, extraño la primera "date", la primera noche juntos, etc, lo cual es un dilema similar, entonces, que es lo que realmente quiere el ser humano? Ya que se la pasa buscando el amor, pero si lo encuentra quiere otro....entonces, que queremos realmente?
Y en el tema de la soledad es demasiado dura a veces, aunque se puede vivir con ella, depende lo que uno quiera...
Para que comprometerse si asi estamos bien.. es el lema de muchos mediocres sentimentales, ya lo dijo Paz: el amor es una tentativa de penetrar en otro ser, pero sólo puede realizarse a condición de que la entrega sea mutua.
Difícil hablar sin criticar y difícil hablar sin sentir. Es como ver los toros desde la barrera, es como ver a personas geniales que no encuentran a su persona genial ideal cuando voy de la mano con mi persona genial mía de mí.
De que se puede se puede, a mí me funcionó seguir buscando y a ella le funcionó dejar de buscarme. No hay receta ni brujería, simplemente dejarse llevar, dejarse ir (y venir)...
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