Aroma

"Ahora que canto y extraño tu voz
se acabo el juego, perdimos los dos"

Me gustan las mujeres.

Ralmente me gustan, me gusta mucho el desenvolver femenino. Me gusta la suave candidez de su voz y el caminar melodico de su cuerpo, el suave tacto de su piel y lo sensibles que son al pasar mi mano lentamente por su cuerpo. Desde luego que me gusta la forma de ser también, pero finalmente, si solo me gustara el sentido del humor, la inteligencia, el modo de ser y la personalidad pues también podrían gustarme los hombres, y no es el caso. Cada mujer tiene un movimiento específico, un sonido particular y una combinación de detalles que la vuelven única. Entre todas estas cosas soy especialmente suceptible a los olores.

De ella me gustaba su olor que era único y embriagante, aunque debería decir que todos sus olores me cautivaban, adoraba el olor de su cabello y el dulce aliento de sus besos, el olor de su sexo podía hacerme perder la noción de la realidad, olvidando todo a mi alrededor por saborear un poco se ella. A veces me sorprendia pasmado durante largo rato cuando sentia algún olor similar en la calle o el trabajo y me quedaba paralizado largo rato saboreandola en mi memoria.

Después un dia se fué.
Así sin mas.
Simplemente ya no estaba.

Y no pude dormir durante muchas noches en mi cama, aquella donde hicimos el amor por última vez antes de que se fuera para siempre. Y me obsesioné con la cama, la cama que tenia todavia el olor de su cuerpo, de su sudor, de su sexo. Dormia en el suelo temeroso de borrar su esencia con mi olor tosco y agrio. Pasaba los dias oliendo la almohada tratando de rescatar el olor, cada vez presionando mas y mas mi nariz contra ella hasta que lograba encontrar un espacio donde aún quedara un poco de su aroma, recorria la cama entera buscando los últimos rezagos de su amor, de su entrega, de su ternura.

Al dia de hoy su olor es un recuerdo nada mas, seguramente no se parece en nada al verdadero, pero de vez en cuando pasa algún ligero aroma parecido y me descubro divagando con sueños de besos reencontrados y aromas embriagantes. Me revuelvo en los sueños de una larga búsqueda por un aroma perdido, por un deseo apagado, por un último beso que atesoro en lo mas profundo de mi memoria. Un último beso que no es el último hasta que es el último.


Qiuzá por eso sigo durmiendo en el suelo.