el ataque de los pájaros mutantes asesinos adolescentes infernales del espacio zombies robot motociclistas

He vivido siempre en el semidesierto de Coahuila, donde el clima es bien extremo.
Ayer, a mediodía sentí que moría, el calor era tanto que no podía moverme ni un segundo del aire acondicionado. Y decidí que lavaría la pecera, ya tenía algas y yo necesitaba un pretexto para mojarme toda y hacer mugrero en el jardín sin que me regañaran.
Mi gatita pudo leerme la mente (no sé cómo lo hace, pero lo hace) y no se me despegaba, miraba fijamente la cubeta donde tenía a mis pecesitos y juro que pude ver cómo se saboreaba. Decidí entonces que sacar a los peces conmigo al jardín mientras eliminaba a las algas.
Oh, pobre tonta pequeña Mo inexperta en la vida.
Apenas puse la cubeta en el piso, se acercó mi gorda (perrita que vive en el jardín) a tomarse el agua, ¡PUAJ! Y tomé la tarada decisión de subir la cubeta al asador. Fue un segundo, me distraje sólo un cochino segundo y de pronto el jardín estaba lleno de pájaros, cual película de Hitchcock. Ya me veía yo, toda picoteada, sin ojos, luchando a muerte contra un montón de pajarracos por la vida de mis peces. Y debido a que soy muy joven y bella para morir, además de no haber sembrado un árbol, tenido un hijo o escrito un libro, me vi obligada a buscar una solución. Lo primero que vi fue una escoba, así que la tomé y comencé a correr como loca hasta que los espanté a todos, luego bajé la cubeta y la metí en la casita de la gorda, aunque se tomara el agua, eso era preferible a que se los llevaran los pájaros o se los comiera el gato.
Y ya por fin, pude hacer mi trabajo y terminé toda remojada, picoteada por las hormigas y los zancudos, pero eso sí, la pecera quedó divina, mis peces viven y sobreviví a "la calor".