Sirve para dos cosas

El viernes pasado, asistí a uno de los seminarios que imparten en la maestría para informar y presentar avances de investigación.
En ese seminario, un chavo mostró los avances que había hecho en su tema de tesis. Su tesis básicamente trata del control y planeación de trayectorias para robots en esquema lider-seguidor.

Muy emocionado, antes de comenzar la presentación, se presentó y dejó en claro que lo que presentaba era la última parte de su proyecto, que ya terminaba en el próximo agosto.

Simpáticos robots en forma de automóvil eran controlados de una forma lenta pero segura. No perdían la formación y seguían con precisión más o menos adecuada una trayectoria. Llegó un momento en el que presentó las ecuaciones del modelo cinemático de lo que hizo. Las ecuaciones no eran particularmente complejas, puesto que el modelo que propuso era apenas una primera aproximación del modelo real.
Al terminar su presentación, se sucedió la clásica sección de preguntas y respuestas.

El primero en preguntar fue un Doctor. Bueno, no sólo un Doctor, sino EL Doctor. El máximo representante de la investigación en mecatrónica en México, ganador de innumerables premios internacionales y conferencista distinguido del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, el máximo organismo a nivel mundial en electrónica, mecatrónica y electricidad.

El Doctor comenzó a hablar pidiéndole al sujeto que explicara cómo obtuvo su modelo cinemático. El chavo contestó muy ambiguamente y fue entonces cuando la inmensa lluvia de mierda cayó sobre él.

El Doctor le dijo que si todo lo había modelado cinemáticamente, entonces llegaría un momento en el que no tendría control completo de ciertos elementos, a menos que contara con energía infinita. Luego le dijo que él podría demostrarle matemáticamente que a velocidades un poco más elevadas el sistema completo se inestabiliza.
Resumiendo, le dijo que todo el trabajo que ha venido haciendo los últimos tres años no sirve más que para dos cosas: Para nada y para pura chingada.

Luego le dijo que si el chavo hubiera estado trabajando en una empresa y le mencionara a su jefe que él resolvería el problema del lider-seguidor con un modelo puramente cinemático, el jefe lo despediría inmediatamente, no sólo por sus errores teóricos tan colosales, sino también por su falta de profesionalismo.


Mientras todos los presentes guardábamos un respetuoso silencio (no sólo por escuchar la sabiduría del Doctor, sino también solidarizarnos y no soltar un ruidoso ¡Pelas!) me puse a pensar en la situación del sujeto:

Muchas veces me he equivocado. En un examen, en una ecuación, en un programa, soldando dos placas, conectando un circuito, etc. Sin embargo, son pequeños detalles fácilmente corregibles. No obstante, me hace sentir mal. Me afecta sentirme inútil por unos segundos. El Doctor me ha pendejeado varias veces, casi siempre por no saber algo que a su consideración debería.

Pero el hecho de que EL Doctor te diga que el trabajo que has hecho los últimos tres años, todas esas noches en vela, todo el esfuerzo en modificar las tarjetas de control, las horas de cálculo en la computadora, TODO está mal. Y no sólo eso, también te dijo implícitamente que eres un pendejo, que no podrías soportar la responsabilidad en un trabajo en el que desarrolles ingeniería de verdad.

No puedo ni imaginarme lo que sintió el chavo al darse cuenta de que todo lo que dijo EL Doctor es cierto. El chavo tiene ahora más o menos tres meses para cambiar todo. Tiene que incluir un modelo cinético, cambiar los robots, la tarjeta de adquisición tiene que medir al menos dos variables más, tiene que reducir el ruido de varios canales extras, volver a hacer todas las pruebas, los cálculos, y todo esto suponiendo que su modelo resulte estable. De lo contrario también tendría que proponer un nuevo esquema de control, programarlo y resolver las complejas ecuaciones que obtendrá.

Tendrá que reescribir su tesis y leer, leer artículos como nunca en su vida.

Pero a mi consideración, lo más doloroso, no fue el que una deidad de la ingeniería mecatrónica te diga que no vales madre. Yo digo que lo que más afectó al chavo fue el saberse equivocado. El darse cuenta de que no aprovechó todas las clases que recibió, todos los artículos que leyó. Imagino que la simple sombra de la idea de considerarse incapaz de emplearse en la industria para algo más que hacer reportitos como un simple ingeniero industrial lo cazará durante muchos años.

Ni modo... aunque te rompa las bolas, estás mal.